La Nube Gris que Aprendió a Llover
La Nube Gris que Aprendió a Llover
Había una nube gris que vagaba por el cielo, cargada de un peso que no sabía nombrar. Dentro de ella, se agitaban sombras. No eran sombras comunes, eran como susurros que se enredaban en su vapor: “No avances, quédate aquí. No estás lista. ¿Y si fallas?” Eran sombras que no gritaban, pero que se sentían como cadenas invisibles, atándola a su propio gris.
La nube no entendía por qué esas sombras vivían dentro de ella. A veces intentaba ignorarlas, otras veces luchaba contra ellas, pero cuanto más lo hacía, más densas se volvían. El cielo, inmenso y azul, parecía tan lejos, como si no pudiera alcanzarlo nunca.
Un día, cansada de cargar con tanto, la nube se detuvo. En lugar de huir de las sombras, decidió mirarlas de frente. Se quedó quieta, en silencio, y las dejó aparecer. Una por una, las sombras se mostraron: eran miedos, dudas, viejas historias que la nube había creído sobre sí misma. Pero al observarlas, algo curioso ocurrió. Las sombras, que parecían tan grandes, comenzaron a deshacerse, como si la mirada de la nube las derritiera.
Y entonces, la nube entendió. No tenía que luchar contra las sombras, ni esconderlas. Solo tenía que dejarlas ser, y luego soltarlas. Así, con cada sombra que liberaba, algo mágico sucedía: se transformaban en gotas de lluvia. Pero no era una lluvia cualquiera. Era una lluvia suave, cálida, como un susurro de amor que caía sobre la tierra.
Cada gota llevaba un mensaje: “Te libero. Te dejo ir. Gracias por lo que me enseñaste, pero ya no te necesito.” Y mientras la lluvia caía, la nube se sentía más ligera, más libre. Ya no era prisionera de su propio gris. Había aprendido que su poder no estaba en evitar las sombras, sino en transformarlas.
Desde abajo, la gente miraba la lluvia y sonreía. “Qué bendición,” decían. “Es como si el cielo llorara amor.” Y la nube, al escuchar esas palabras, se dio cuenta de algo hermoso: su gris no era un error. Era el lugar donde nacía la lluvia, donde las sombras se convertían en luz líquida.
Desde entonces, cada vez que las sombras volvían, la nube no se resistía. Las observaba, las abrazaba y las dejaba ir. Porque sabía que, al final, cada tormenta era una oportunidad para llover amor sobre el mundo.
Luz Viva:
Cuentos Infantiles
Para suscribirte a uno de nuestros planes es preciso acceder, si no estás registrado aún, podés hacerlo ahora.
- Accedé con tus datos para escuchar más cuentos: Acceder
- Si aún no estás registrado podés hacerlo ahora, tendrás acceso para escuchar cuentos que no están disponibles por defecto: Registrarme ahora - es gratis
Luz Viva
Sol Hermans
Un lugar donde la conexión y el aprendizaje se hacen expansión.
Luz viva es un puente entre generaciones, un espacio donde los niños y los padres pueden crecer juntos desde la conciencia y el amor.
Luz Viva: Historias que Conectan, Transforman y Expanden.
