El Río que Quería Volar
El Río que Quería Volar
Había una vez un río llamado Clara, que nacía en lo alto de una montaña cubierta de nieve brillante. Clara era un río especial, porque podía hablar con las nubes, los árboles y hasta con las estrellas. Pero había algo que siempre le inquietaba: quería volar.
Cada día, mientras corría entre las piedras y los bosques, miraba al cielo y suspiraba:
—¡Qué hermoso sería ser como las nubes! Ellas pueden ir a donde quieran, mientras yo estoy atrapado aquí, siempre siguiendo el mismo camino.
Las nubes, que eran sus amigas, le decían:
—Pero, Clara, tú tienes un propósito. Tú das vida a los árboles, a los animales y a las flores. Sin ti, el bosque no sería tan verde ni tan feliz.
—¡No me importa! —respondía Clara—. Quiero ser libre, quiero volar.
Un día, mientras Clara seguía su camino, se encontró con una gran roca dorada en medio del río. La roca tenía un brillo especial, como si guardara un secreto. Clara se detuvo y le preguntó:
—¿Tú sabes cómo puedo volar?
La roca, que había estado allí por siglos, sonrió y le dijo:
—Pequeño río, ¿por qué quieres volar?
—Porque quiero ser libre, quiero ir a donde yo quiera, no seguir siempre este camino.
La roca respondió con calma:
—A veces, la verdadera libertad no está en cambiar lo que eres, sino en confiar en el camino que ya tienes.
Clara no entendió del todo, pero siguió su curso, pensando en las palabras de la roca. Esa noche, mientras descansaba bajo un cielo lleno de estrellas, escuchó una voz suave. Era la Luna, que le habló desde lo alto:
—Clara, ¿sabes qué pasa cuando un río se rinde?
—¿Qué pasa? —preguntó curioso.
—Cuando un río se rinde, deja de luchar contra las piedras, deja de querer ser algo que no es… y simplemente fluye. Y cuando fluye, llega al mar. Y en el mar, querido río, puedes volar. Porque el mar se convierte en nubes, y las nubes vuelven al cielo.
Clara se quedó en silencio. Por primera vez, dejó de resistirse. Sintió cómo el agua de su cuerpo se movía con suavidad, sin luchar contra las curvas ni las piedras. Y algo mágico ocurrió: se sintió ligero, como si ya estuviera volando.
Con el tiempo, Clara llegó al mar. Allí, bajo el sol, se evaporó y subió al cielo como una nube. Desde lo alto, miró el mundo y entendió:
—No tenía que cambiar lo que era. Solo tenía que confiar en mi camino.
Y así, Clara aprendió que la rendición no era dejar de soñar, sino dejar de luchar contra lo que ya era perfecto.
Luz Viva:
Cuentos Infantiles
Para suscribirte a uno de nuestros planes es preciso acceder, si no estás registrado aún, podés hacerlo ahora.
- Accedé con tus datos para escuchar más cuentos: Acceder
- Si aún no estás registrado podés hacerlo ahora, tendrás acceso para escuchar cuentos que no están disponibles por defecto: Registrarme ahora - es gratis
Luz Viva
Sol Hermans
Un lugar donde la conexión y el aprendizaje se hacen expansión.
Luz viva es un puente entre generaciones, un espacio donde los niños y los padres pueden crecer juntos desde la conciencia y el amor.
Luz Viva: Historias que Conectan, Transforman y Expanden.
